Tenía un gran amigo (que ahora pasaría a considerar lo que comúnmente se denomina "conocido", no por nada, sino por la simple no coincidencia en espacio-tiempo... blablablablablablablablabla, ¡en fin!) que desde cuando era pequeño, pequeñísimamente diminuto, no quedaría nunca conforme con una respuesta incógnita.
Acostumbramos a endulzar la realidad de los niños adornándola con voces que simulan las suyas (tienen que creer que somos inmaduros), explicaciones aveces demasiado obvias para llevar el cargo de deber explicar y una Navidad ,sobrecargada de luces y esperpento, que se eterniza a toda una infancia. Hay curiosidades acerca de la realidad que tienen sencillas y/o sinceras respuestas. Mirad que interesada se sentía la pequeña Miss Sunshine sobre la verdad del problema de su querido tío.
El caso, que el pequeño J. se sentía tan abrumado por el batallón que cada día protagonizaban sus nuevos interrogantes que no dejaba de preguntar. ¡Fijense que agotamiento! Andar continuamente debajo de las faltas ,o de las barrigas, de los adultos mientras ellos siguen a lo suyo tiene que ser un auténtico coñazo. ¡Hablemos en plata!
Pero claro... Puede ser que el pequeño J., la pequeña Miss Sunshine y todos los pequeños habidos y por haber en el alfabeto esperanto despierten en el mundo adulto marmotas que hubiésen permanecido en modo ronquido toda su vida.
Pues bien, el regalo perfecto para regatear un ¿Por qué? es El porqué de las cosas.
Todavía este libro ocupa un hueco importante en la librería del salón de mi querido J. Importante porque supone un artilugio más al que quitar el polvo cada semana. Desde aquel cumpleaños.
Lo recuerdo con cariño.
La foto es en una mercado de calle, Magia en Bucarest.
"A."
!oy yos isA¡
sábado, 27 de noviembre de 2010
viernes, 12 de noviembre de 2010
Una settimana fa...
Hoy por la mañana, 05/11/10
"Mañana por la mañana me voy a morir de sueño" -pensé ayer antes de dar paso al mundo paralelo de vivir soñando-.
Tampoco ha sido para tanto, tampoco Lucía moría realmente cuando sentía esos envidiables orgasmos.
Buena compañía en la hora del desayuno, tan dulce que el azúcar en el café resultaría empalagosa y un verdadero estorbo.
Mi bici se cruza con otros seres de dos ruedas de los que siente envidia, puede que sean más bonitos que ella pero no pertenecían a quien ella sabe.
También yo miro de reojo a sus dueñas, preciosas, y cruzo miradas con ellos. Miradas fugaces e inocentes, que siguen su camino sin apretar el freno pero te enamoran momentáneamente. Como un hada madrina me confesó un día.
Ahí sigue, con la misma postura eterna y petrificada. Pero su profesión no es la de Mimo, simplemente vive en y para la calle.
Los días no existen para ellos, son un minuto horrible suspendido en el tiempo; como una aguda nota desafinada irritantísima que no deja de machacarte el coco. Torturándote.
A caballo de ella y él, quien había abandonado su esquina haciéndome echarle de menos pero dejome luego claro con una aparicion deambulante que había vencido a la noche, ¡una cara más que bonita de facciones latinas! Mezcladas con un estilo parisino, dejaba prendado a cualquiera. Rectifico, sin duda alguna a todos.
También me encontré con ELLA.
Sobre ELLA escribiré otro día. No tengo suficiente rastro para seguirle la pista, para imaginar cómo será su personalidad aparentemente mágica; su vida desde fuera adjetivada armoniosa y de hoja caduca, como las del otoño que ahora me rodean. Creo que tiene la esencia de una Elfa. Nariz pequeña y chata lo acreditan y seguro que también orejas puntiagudas, aunque no las deja ver.
Al llegar he pensado que el escaparate que terminé ayer tampoco quedó tan feo.
La gente es sencilla, no siempre por fuera pero sí por dentro.
"Mañana por la mañana me voy a morir de sueño" -pensé ayer antes de dar paso al mundo paralelo de vivir soñando-.
Tampoco ha sido para tanto, tampoco Lucía moría realmente cuando sentía esos envidiables orgasmos.
Buena compañía en la hora del desayuno, tan dulce que el azúcar en el café resultaría empalagosa y un verdadero estorbo.
Mi bici se cruza con otros seres de dos ruedas de los que siente envidia, puede que sean más bonitos que ella pero no pertenecían a quien ella sabe.
También yo miro de reojo a sus dueñas, preciosas, y cruzo miradas con ellos. Miradas fugaces e inocentes, que siguen su camino sin apretar el freno pero te enamoran momentáneamente. Como un hada madrina me confesó un día.
Ahí sigue, con la misma postura eterna y petrificada. Pero su profesión no es la de Mimo, simplemente vive en y para la calle.
Los días no existen para ellos, son un minuto horrible suspendido en el tiempo; como una aguda nota desafinada irritantísima que no deja de machacarte el coco. Torturándote.
A caballo de ella y él, quien había abandonado su esquina haciéndome echarle de menos pero dejome luego claro con una aparicion deambulante que había vencido a la noche, ¡una cara más que bonita de facciones latinas! Mezcladas con un estilo parisino, dejaba prendado a cualquiera. Rectifico, sin duda alguna a todos.
También me encontré con ELLA.
Sobre ELLA escribiré otro día. No tengo suficiente rastro para seguirle la pista, para imaginar cómo será su personalidad aparentemente mágica; su vida desde fuera adjetivada armoniosa y de hoja caduca, como las del otoño que ahora me rodean. Creo que tiene la esencia de una Elfa. Nariz pequeña y chata lo acreditan y seguro que también orejas puntiagudas, aunque no las deja ver.
Al llegar he pensado que el escaparate que terminé ayer tampoco quedó tan feo.
La gente es sencilla, no siempre por fuera pero sí por dentro.
Día Amelie |
"A."
jueves, 11 de noviembre de 2010
Equilibrismo
¿Qué es un capricho?
¿Qué se entiende por un capricho?
Entendemos por capricho algo, bien material o inmaterial, que deseamos pero que es considerado innecesario.
Esta respuesta la sé. Pero no me importa; moldeamos las palabras a nuestro antojo conforme a aquello que nos interesa y repudiamos lo complicado. A nuestro antojo como con una bola de plastilina.
Un capricho puede rozar la complejidad tanto que puede atravesar la línea que da acceso al puro deseo, al deseo enloquecedor y eterno. Al Círculo polar.
Pero, ¿qué es? ¿Qué demonios es? ¿Cúal es el secreto para reconocerlo?
Si alguien lograse atraparlo con pinzas quizás me sirviese un poquito de ayuda.
"A."
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Tazón de los que calienta manos
Vino ya.
El invierno llegó hoy.
Esta mañana ha vuelto de su viaje de 365 días con la maleta cargada de ropa de abrigo que le proteja de sí mismo.
Anunciaron su llegada en todos los telediarios y periódicos.
Parece ser que no tienen dudas de ello. Afirman que han visto ya instalados a los castañeros. Por supuesto, sin alterar sus sitios clásicos; cada uno en el rincón que hace años lleva escrito su nombre.
Por lo visto, han debido de causar sensación. Las calles de Donosti estaban colapsadas y las colas a la espera de esos ricos bombones calientes, pero no de chocolate fundido, se alargaban por metros y kilómetros. Los más desafortunados esperaban al remojo. Algunas de las colas llegaban hasta adentrarse en el Cantábrico, que además hoy peleaba con olas de cinco metros en primera fila de batalla. Ellos, ¡bañador y gorro de baño al canto! Más tarde, toalla de estufa y deleite envuelto por una cascara entreabierta. Merecería la pena.
Yo no los he visto. Pero él me ha echo saber que llegaba camuflado en forma de apetito para el punto de la mañana.
10 de Noviembre, Primer desayuno caliente.
"A."
El invierno llegó hoy.
Esta mañana ha vuelto de su viaje de 365 días con la maleta cargada de ropa de abrigo que le proteja de sí mismo.
Anunciaron su llegada en todos los telediarios y periódicos.
Parece ser que no tienen dudas de ello. Afirman que han visto ya instalados a los castañeros. Por supuesto, sin alterar sus sitios clásicos; cada uno en el rincón que hace años lleva escrito su nombre.
Por lo visto, han debido de causar sensación. Las calles de Donosti estaban colapsadas y las colas a la espera de esos ricos bombones calientes, pero no de chocolate fundido, se alargaban por metros y kilómetros. Los más desafortunados esperaban al remojo. Algunas de las colas llegaban hasta adentrarse en el Cantábrico, que además hoy peleaba con olas de cinco metros en primera fila de batalla. Ellos, ¡bañador y gorro de baño al canto! Más tarde, toalla de estufa y deleite envuelto por una cascara entreabierta. Merecería la pena.
Yo no los he visto. Pero él me ha echo saber que llegaba camuflado en forma de apetito para el punto de la mañana.
10 de Noviembre, Primer desayuno caliente.
"A."
martes, 9 de noviembre de 2010
GaFaS dE cUlO dE vAsO
Es más que necesario hacer un cambio de color de boli y elegir la seriedad, neutralidad y limpieza clásica que siempre transmitirá uno negro.(Hasta ahora en mi compañera llamada A.genda reinaba el rojo, color que siempre lucen mis uñas y labios preferidos).
Optar por él puede ser el primer paso para conseguir plasmar con letras la escena de cine que involuntariamente protagonizé ayer. O quizás en vez del de Protagonista, mi papel era el de un Fantasma. Y nadie me vió. Salí y entré como una partícula más en el aire.
Todavía el taller de coches estaba cerrado; o a los encargados de éste se les habían pegado las sábanas o bien los coches y los dueños de sus volantes, que ya hacían cola para el punto de la mañana, no tienen otra cosa que hacer.
No me dió tiempo a aburrirme sin música o a sentir frío sin la calefacción, tuve miedo de quedarme sin batería y apagué el motor, cuando... "Empezó la mañana".
Dentro ya conocía el recinto. Seguía fiel al aspecto del día de su inauguración. Quizás 40 años antes y yo tengo 23 primaveras, pero estaba segura.
OFICINA. Era lo único que podía leerse y por eso estaba tan claro dónde ir.
Inmediatamente después de abrir la puerta ya sonó el clásico cascabeleo antiguo. Y desde ahí hice un viaje que nunca había previsto:
España en los años 70. La España de Franco. Amar en tiempos revueltos.
Una docena de hombres respondieron a mi saludo de forma ruda, no maleducada, pero automáticamente ruda. En un pueblo la costumbre de saludar a todo Samaritano se aprende pronto y de forma innata. Es algo que me gusta.
Estaban encogidos, agarrotados. El frío pega más fuerte a las canas; será porque comparten el color del hielo.
Me pareció ver una figura femenina. Su presencia me hacía sentir más cómoda, pero enseguida se encerró entre cuatro paredes. La radio sonaba de fondo, como un eco que becerreaba noticias de forma rígida y aburrida. Creía que sintonías a la vieja usanza no se oían más, o ni siquiera existían.
Todo aquello todavía transcurría en blanco y negro. Yo era la única de color: bufanda, falda y bolso rojos destacaban de la escena. Como la única estrella en el cielo, el único limón en el frutero o un único libro en una estantería.
¡Quería pintarlos a todos!
Pero el muchacho que estaba al cargo del ordenador me hizo volver a la realidad paralela, la cual parecía ser la actual (aunque yo no lo tenía tan claro).
Creo que con su talante, gafas de culo de vaso, jersey de lana envejecida anaranjada y pelo lacio con corte llamado "cacerola" él nunca había desaparecido de ahí.
La democracia y el cambio al cuadrado de siglo y milenio no habían existido para él. Se lo habían saltado.
"A."
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